ACS - FCC: ambos grupos construirá la línea 2 del metro de Lima, una de las mayores obras en la historia de la ingeniería española
Un consorcio liderado por empresas de nuestro país vuelve a lograr un megaproyecto de infraestructuras en el extranjero en lo que se ha convertido en una tradición para el sector de la construcción. Los protagonistas, esta vez, han sido ACS (el grupo presidido por Florentino Pérez participa al 25% a través de Dragados e Iridium) y FCC (con un 19%, por medio de Vialia), líderes de un grupo de empresas -entre las que también figuran los italianos Impregilo y Ansaldo y la local Cosapi- que se encargará de la construcción y explotación de la línea 2 del Metro de Lima por 3.900 millones de euros. Es la obra de mayor envergadura de Perú y la tercera mayor obtenida por un consorcio encabezado por compañías de nuestro país, solo por detrás de la línea ferroviaria de alta velocidad entre La Meca y Medina (6.736 millones de euros) y el metro de Riad (6.070 millones de euros, de los cuales 1.700 millones pertenecen a la parte española, FCC).
El contrato comprende tanto la construcción como el diseño, la financiación, la operación y el mantenimiento de la línea 2 y de un ramal de la línea 4 que, como informó el grupo en un comunicado, llegará hasta el aeropuerto. Se prevé que las obras estén finalizadas en 2019 -el plazo establecido es de cinco años-. Tras ello, comenzará la fase de explotación, que se prolongará 30 años, durante los cuales la facturación se elevará a 2.400 millones de euros.
El resto de grupos internacionales tendrán una presencia menor en el capital del consorcio -llamado Nuevo Metro de Lima-, a excepción del socio de Sacyr en la ampliación del canal de Panamá, Impregilo, que tendrá una presencia idéntica a la de la constructora liderada por Esther Alcocer Koplowitz (19%). Asimismo, Metro de Madrid también participará, como asesor del proyecto, labor por lo que obtendrá 20 millones de euros durante los próximos 10 años.
El «fantasma» del Canal
La nueva línea tendrá una longitud de casi 27 kilómetros y cubrirá la capital del país andino de este a oeste, desde la zona de Ate hasta Callao. Las previsiones que manejan las empresas, según indicaron en un comunicado, es que una vez en funcionamiento sus 27 estaciones presten servicio a más de 600.000 personas al día.
La ampliación de la línea 4 contará con ocho kilómetros de túneles y ocho estaciones. En total, el proyecto incluye la construcción de 35 estaciones de metro subterráneas unidas a lo largo de 35 kilómetros de túneles.
La concesión de este proyecto llega tras la polémica en torno a la construcción del tercer juego de esclusas del canal de Panamá, que permaneció paralizada durante 16 días el pasado mes de febrero por las diferencias en torno al consorcio liderado por Impregilo y la española Sacyr y la Autoridad del Canal de Panamá. El conflicto se cerró a mediados de este mes después de que ambas partes llegaran a un acuerdo para realizar inyecciones de liquidez , la conversión de fianzas en financiación y el compromiso de dirimir las diferencias sobre los sobrecostes en los procedimientos del contrato.
De hecho, el «fantasma» del Canal panameño ha planeado estos días en los medios peruanos, ya que el consorcio Nuevo Metro de Lima concurría al concurso en solitario, después de que los dos principales competidores -la brasileña Odebrecht y la local Grana y Montero- abandonaran la última fase del concurso, tras exigir al Ejecutivo peruano que incrementara el importe del proyecto, lo que ha llevado a los medios de comunicación del país hispanoamericano a cuestionar abiertamente la situación financiera de los grupos constructores y, como en el caso de Impregilo, su gestión en obras como la ampliación del Canal. «Les aseguro que el proyecto ha sido serio, objetivo y el resultado ha resultado positivo», tuvo que recalcar el propio ministro de Transportes peruano, Carlos Paredes. en una rueda de prensa, según recogió Reuters.
Para FCC, que prevé cerrar el próximo lunes la refinanciación de su deuda por 4.600 millones de euros, que incluirá la posibilidad de transformar parte de este pasivo en crédito convertible en capital, dependiendo de diversas condiciones. Juan Béjar, el consejero delegado del grupo, por su parte, consideró el contrato de Lima «un ejemplo de la nueva política de contratación de la compañía, enfocada a proyectos singulares licitados en consorcios internacionales».
A lo largo de 2013, las constructoras españolas consiguieron contratos de obras internacionales por un importe cercano a los 35.000 millones de euros, un 40% de los 23.400 millones registrados en todo 2012, según adelantó la propia ministra de Fomento, Ana Pastor.
Fuente: ABC.ES